EL GUIÓN DE VIDA
Es un plan preconsciente establecido en la infancia y según el cual se estructuran periodos extensos de tiempo (meses, años o toda la vida), llenándolos de actividades, rituales y juegos.
Los guiones dan a la persona una ilusión de autonomía y están basados en circunstancias infantiles, pudiendo persistir su influencia a lo largo de toda la vida de una persona (E. Berne, 1973).
Es algo así como la sensación de destino, un plan de vida formado en la primera infancia, similar al guión de una obra teatral ya que cuando nacemos nos encontramos en un escenario familiar, social y cultural determinado.
El guión describe como los infantes empiezan a desarrollar expectativas del tipo de mundo en que vivimos y esto se va codificando en el cuerpo, en los tejidos corporales, entretejidos bioquímicamente y codificados cognitivamente en forma de creencias, actitudes, valores….y todo ello forma el boceto que guía la manera en que vivimos nuestras vidas.
El concepto de guión de vida contiene muchos conceptos de A.T. Es un marco general de la persona frente al mundo. Desde que nacemos nos encontramos con que tenemos que desenvolvernos sin conceptos previos, no contamos con un mapa para movernos frente al mundo. El niño va recogiendo mensajes relevantes al nacer, referidos al como es tocado, al tono de voz de sus cuidadores. Son elementos repetitivos preverbales que comunican sensación de confort o disconfort, que trasmiten bienvenida o estrés o tensión. Todos estos mensajes preverbales no pasan desapercibidos sino que crean nuevas conexiones cerebrales.
Cuando más temprano se establece el guión, más tempranamente se han grabado los mensajes en la psique poco desarrollada, con lo que el guión queda más grabado en el cuerpo. Y es que el guión puede manifestarse en lo corporal, en las relaciones, en los pensamientos y también en los afectos.
En las crisis de vida el guión es un recurso económico de estructurar y resolver la situación crítica, nos da predictibilidad, sensación de pertenencia, identidad. Pero también nos limita las posibilidades de acción porque coarta la libertad (por ejemplo si pensamos en la manera en que una persona tiende a pelearse como si fuera la única opción posible) pero al mismo tiempo nos da seguridad porque es lo conocido. Pero si el guión no nos es útil, el momento de crisis puede convertirse en una oportunidad de cambio y un reto personal importante para adquirir libertad y autonomía con lo que podemos permitirnos reescribir el guión.
Parte del trabajo terapéutico precisamente tiene que ver con honrar la función que tuvo el guión de vida en la persona, ser conscientes de cuál es nuestro guión y buscar la manera de conseguir lo esencial por otro camino más sano libre de contaminaciones.