PSICOTERAPIA INTEGRATIVA E INTERVENCIÓN ASISTIDA CON PERROS
Voy a exponer aspectos comunes entre la psicoterapia Integrativa y la Psicoterapia asistida con perros, basándome en la observación de mis propios compañeros caninos, en el estudio bibliográfico del desarrollo y socialización de estos animales así como en mis propios materiales formativos sobre Intervención Asistida con Animales.
Mi objetivo en esta exposición es aunar conclusiones que he ido recogiendo y que dan sentido al potencial que supone aunar ambos recursos en el tratamiento psicoterapéutico, la Psicoterapia Integrativa y la Intervención Asistida con animales.
Un aspecto fundamental es la importancia del desarrollo evolutivo. Los perros como las personas cuentan con sus propias etapas evolutivas. Si no satisfacen suficientemente ciertas necesidades dicha etapa queda fijada y se pueden manifestar comportamientos anómalos, como por ejemplo un perro adulto que al jugar con otros gruñe continuamente y se muestra demasiado impulsivo. El gruñir su impulsividad puede mostrar la fijación de una etapa pues ese comportamiento no es el natural en una manada. Expertos en tratamiento animal valoran y evalúan los comportamientos, si se descartan posibles causas actuales pueden llegar a vincularlos a periodos evolutivos no satisfechos. O incluso ambos, es decir el hecho de que un perro este estresado por una situación de una mudanza no excluye fijaciones anteriores, es decir, aspectos anteriores no resueltos.
En psicoterapia integrativa el aspecto evolutivo es crucial y muy importante en el tratamiento dado que como los perros comunicamos necesidades relacionales no satisfechas de periodos evolutivos concretos y aunque no se pueden satisfacer necesidades arcaicas si se pueden dar respuesta a ellas validándolas, reconociéndolas y permitiendo su expresión para que no coarten decisiones actuales y condicionen nuestra existencia limitando nuestra libertad.
Siguiendo con el perro que gruñía se podría analizar que etapa de socialización no vivió adecuadamente a través de una buena recogida de información con la persona propietaria y después reeducarlos a ambos perro y persona en cómo permitir satisfacer las necesidades del perro que en muchas ocasiones por ignorancia del propietario y/o negligencia, no fueron satisfechas.
La necesidad de contacto es esencial en el perro para un desarrollo equilibrado. Necesita de alguien en quien depender, lo suficientemente seguro y presente para ayudarle en su desarrollo que haga de guía y sea lo suficientemente sensible para responder a sus necesidades como perro.
La importancia de la calma, la seguridad y la regulación de los estímulos en los cachorros así como en los bebes, es otro elemento que nos une. Cuando un cachorro llega a un hogar es fundamental que haya periodos de descanso y también de estimulación cuidando de que el cachorro no se sobre-estimule. La excesiva excitación favorece un perro ansioso y la falta de estimulación un perro deprimido. La regulación externa del cuidador es importante, y la consideración de que un cachorro necesita seguridad y descanso es equiparable para los cachorros humanos. Estas etapas tempranas y la “suficiente interacción con la madre” van a ser cruciales en el futuro desarrollo y en aquello que en ocasiones mal denominamos carácter del perro.
Las necesidades relacionales, de seguridad, autodefinición, validación, necesidad de que el cuidador tenga iniciativa, hacer impacto etc… considero que también son fundamentales en el desarrollo de un perro. Así por ejemplo, la seguridad es importante y tiene que ver con tener salvaguardada la seguridad física y también no ser criticado o desvalorizado por su cuidador fundamental.
Por todo lo anterior expuesto, referido a las semejanzas en el desarrollo mi conclusión es que en el ámbito terapéutico la sintonía entre persona y perro puede llegar a ser tan empática y libre como para facilitar la libre expresión emocional de la persona así como satisfacer necesidades relacionales por ambas partes y en ambas direcciones. Co-creando una relación única donde no hay patología, no hay prejuicio y la autocrítica no campa a sus anchas.