Caricias: creciendo juntos

CARICIAS: CRECIENDO JUNTOS

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En este artículo vamos a plantear conceptos de Psicología provenientes del Análisis Transaccional (AT) que pueden resultar de utilidad en la relación con nuestros hij@s.

Expondré brevemente el concepto de Hambre de Reconocimiento, la definición de Caricia, los tipos de caricias y la ley de Economía de Caricias para posteriormente plantear una reflexión en relación a la tesis fundamental de lo aquí expuesto.

El hambre de reconocimiento:

Berne describió las caricias como una de las necesidades más básicas. El “hambre de reconocimiento” es sustancial para el correcto desarrollo psico-físico del bebé en su proceso de desarrollo, llegando el autor a afirmar que “si no te acarician, se secará la espina dorsal”. Muchos estudios significativos sobre el tema confirman el planteamiento de E. Berne de la importancia crucial para el ser humano de recibir suficientes signos positivos de reconocimiento, contacto físico y afectivo en los primeros años de vida para crear una base sólida en el desarrollo intelectual, afectivo, social y fisiológico de las personas.

Esta necesidad primaria evidente en los primeros años de vida es uno de los mayores motores motivacionales de la conducta humana y es que necesitamos obtener caricias para vivir saludablemente.

Definición de Caricia:

Una caricia se define como una unidad de reconocimiento. Cada persona necesita un nivel mínimo de caricias para poder funcionar, algo así como una cuota mínima que depende de la persona en relación a la cantidad necesaria, la calidad y el tipo de caricias. Este quantum necesario está determinado por la experiencia previa, la historia familiar, etc…

Clasificación de las caricias:

. Por su influencia en el bienestar:

Adecuadas: aumentan el bienestar a largo plazo.

Inadecuadas: malestar a corto o largo plazo.

. Por la sensación al recibirlas:

Positivas: producen sentimientos agradables.

Negativas: producen malestar o sensaciones desagradables.

Mixtas: combinan algo positivo y negativo en una misma caricia.

. Por el aspecto que estimulan:

Incondicionales: se dan o reciben por ser uno mismo, estar o existir. Transmiten aceptación profunda e incondicional, un permiso de salud.

Condicionales: se dan en función de alguna conducta. En función del comportamiento, actitud o logro.

. Por el medio de transmisión:

Físicas o de contacto: son las más potentes.

Verbales: mediante el lenguaje oral.

Gestuales: a través del lenguaje no verbal.

Escritas: a través del lenguaje escrito.

Simbólicas: tienen significado añadido pero no explícito.

. Por la intención con que se dan:

Auténticas: caricias genuinas realmente sentidas o pensadas.

Falsas: caricias no sinceras y que tienen un fin manipulativo.

Ley de Economía de las Caricias: el ahorro de Caricias como fuente agotable.

Desde la infancia se establecen en las familias una serie de normas en el intercambio de caricias positivas basadas en el mito de que las caricias se agotarán si se intercambian libremente. Estas normas se interiorizan en forma de mandatos (pautas autolimitadoras).

Estas leyes no escritas que limitan el intercambio son:

  • No des las caricias que tengas que dar.
  • No pidas las caricias que necesites.
  • No aceptes las caricias aunque las quieras.
  • No rechaces las caricias aunque no las quieras.
  • No te des a ti mismo caricias.

El efecto es una dieta deficiente, una privación que lo que facilita es una búsqueda para llenar el déficit aunque sea a través de la obtención de caricias negativas. Por ejemplo cuando un niño pequeño hace travesuras con el objetivo de llamar la atención aunque con ello se encuentre con reproches o caricias negativas. Y es que vale más una caricia cualquiera que ninguna.

El sano intercambio de caricias positivas es una fuente de salud biopsíquica y social. Esta afirmación de profundo sentido común es muy importante y en ocasiones los padres podemos confundirlo con criar niños consentidos con un alto nivel de permisividad y con un extra de autoestima no saludable. Ciertamente, la permisividad puede ser negligente en según qué circunstancias, en cambio favorecer el desarrollo de la autoestima es parte de un sano crecimiento.

Dar y recibir caricias positivas  en la relación con nuestros hijos es un buen ejercicio de comunicación necesario en cada etapa evolutiva con sus peculiaridades y diferencias en cuanto a cuáles o qué tipos de caricias son más oportunas según el estadio evolutivo. Y es que las necesidades varían, no es lo mismo un niño de 6 meses que de 3 años o el tipo de caricias que necesita un adolescente o incluso aquellas que pueda llegar a tolerar. Indudablemente el dar y recibir caricias con nuestros hijos es un proceso de crecimiento mutuo.

En el Centro de Psicoterapia Arrate Garitaonandia trabajamos estos y otros aspectos en los  grupos de padres:

  • Maternidad y paternidad, creciendo juntos: (con hijos de 0 a 7 años).
  • Adolescencia y desarrollo saludable: para padres y madres de hijos
  • Crianza Consciente: Grupo terapéutico para madres.